SHUTTLEBALL
Los juegos de palas, generalmente, consisten
en golpear una pelota o volante contra una pared (frontón), o bien dirigiéndola
hacia un compañero (cooperación) o contrincante (oposición). Al shuttleball se
puede jugar individuales, dobles y en ambos casos mixtos.
De igual forma, se puede jugar en forma
recreativa, golpeando el volante y tratando de que no caiga al suelo, sin
reglas, ni delimitación de campo, ni tantos. Si se prefiere jugar de manera más
competitiva, se pactarán o establecerán unas reglas de juego, así como un
terreno delimitado y con una red central o bien se podrán aplicar las reglas
del bádminton.
Podemos hacer este material un poco más polivalente puesto que permite una amplia gama de posibilidades, podemos jugar con la mano e incluso, puede utilizarse la raqueta para golpear pelotas de tenis o en otros juegos gracias a su gran consistencia.
El Shuttleball es un juego que podríamos
llamar en castellano “lanzamiento de volante gigante” o “volante gigante”. Es
una reciente modalidad de juego con raqueta y parece que aparece por primera
vez en Inglaterra. Resuelve los problemas del Bádminton al aire libre y del encordaje
de raquetas.
Para jugar se utilizan dos
raquetas anchas (4 cm) de plástico duro y rígido y un volante gigante.
El volante: Tiene la misma forma
que un volante de bádminton pero su peso (50 g.) y tamaño son mayores, en total
mide 17 cm. Podemos dividirlo en dos zonas bien diferenciadas, la cabeza con
una circunferencia de 23 cm y es similar a una pelota de goma espuma con vivos
colores y las plumas, posee 16 plumas de plástico de 12 cm que están unidas en
una sola estructura que se incrusta en la cabeza del volante.
La raqueta: De una sola pieza de plástico duro
y rígido con un peso de 255 g. Su empuñadura o mango mide 16 cm de largo y 3 cm
de diámetro. La superficie de golpeo es de 24 x 18 cm y 4 cm de grosor presentando
una estructura plástica hueca, siendo un cuadro de plástico y otro hueco
sucesivamente hasta conformar lo que sería el cordaje de una raqueta
convencional.
Su práctica produce trasferencias positivas
hacia juegos de raqueta en especial el bádminton, aumenta la coordinación
dinámica general y óculo manual, desarrolla el dominio corporal y de objetos, permite
una mejor estructuración y ajuste espacio temporal y aumenta y mejora las
capacidades físicas de los alumnos así como las relaciones interpersonales.
© Emilio Umbría Cruz
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